Los recortes ponen en peligro los tratamientos para el Parkinson

el . Publicado en Tratamientos Parkinson

Los recortes indiscriminados que se están llevando a cabo en algunas administraciones publicas, hacen peligrar la continuidad de los tratamientos de enfermos crónicos y, mas grave todavía, los de los enfermos con patologías degenerativas y progresivas como el Parkinson.

Cuarenta mil euros. Esa es la cantidad que pone en peligro la calidad de vida de los más de ochenta enfermos de Parkinson de Cartagena. Cuarenta mil euros que la Comunidad Autónoma adeuda a la Asociación de Parkinson de Cartagena, en la que se ofrece a estas personas las sesiones de fisioterapia y logopedia que evitan que el proceso neurodegenerativo al que se ven sometidos se acelere. Si la Comunidad no abona este dinero, correspondiente a las subvenciones de los dos últimos años, la asociación se verá obligada a cerrar sus puertas y los enfermos tendrán que permanecer en casa.
 

Por este motivo, familiares, amigos y enfermos de Parkinson se manifestarán mañana a partir de las 10.30 horas desde la sede de la asociación, situada en la calle Carlos V hasta la Asamblea Regional, donde llevarán a cabo una sesión de fisioterapia.

«La Seguridad Social no cubre las sesiones de fisioterapia, estimulación cognitiva, logopedia y atención psicológica que se ofrece en la asociación. Los enfermos encuentran aquí el tratamiento que necesitan y que no consiguen en otros lugares. Treinta mil euros no es tanto dinero para la Comunidad, pero para nosotros sí. Continuamente les estamos llamando y nos dicen que nos van a pagar pero el dinero no llega», explica Marta García, portavoz de la asociación de Parkinson.

Los enfermos que sufren este proceso neurodegenerativo no tienen cura pero las terapias que reciben evitan que se conviertan en personas totalmente dependientes. «Si la asociación cierra, se tendrán que quedar en casa y la enfermedad se acelerará. Necesitamos recibir apoyos para poder ofrecerles el tratamiento que requieren», destaca Marta García.

Fuente:                La opinión de Murcia