Un Camino de ayuda mutua

38 enfermos de Parkinson y familiares, entre ellos dos miembros de la asociación Bahía de Cádiz, recorrieron el camino de Santiago, un desafío que les dejó una huella imborrable. Éste es su relato.

Hacer el Camino de Santiago es siempre una dura prueba física y anímica. Andar el Camino con la enfermedad de parkinson como compañera lo es aún más. Un grupo de 38 enfermos y familiares así lo pudieron comprobar. Desde Burgos a Santiago de Compostela con apoyo de un "autobús escoba". Convocados por la Asociación de Enfermos de Parkinson de Inicio Temprano (EPIT) decidieron afrontar el desafío peregrinos procedentes de Murcia y Astorga (León) los grupos mayoritarios, pero también de Isla Cristina (Huelva), Granada, Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Illes Balears, Valladolid, Ciudad Real, un belga residente en Málaga y Cádiz. Por Cádiz participaron Vicente Jiménez (Chiclana) y Miguel Vélez (San Fernando), los dos miembros de la Asociación de Familiares y Enfermos de Parkinson "Bahía de Cádiz".

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